El timbre del teléfono me despierta. Me
apoyo en un codo, sobresaltado, y me levanto un poco. No entra nada de luz a
través de la ventana, aún es de noche. Cojo el reloj de la mesilla, que me quito todas la noches antes de ir a dormir, y veo que no son ni las cuatro de la mañana.
–Pero, qué demonios –me levanto y voy
descalzo hasta el salón–. ¿Sí?
–¿Señor López? –pregunta una voz áspera al
otro lado.
–Sí, soy yo –respondo, confuso.
–¿Julio López?
–Sí, sí, soy Julio López. ¿Qué sucede? ¿Sabe
usted la hora que es?
–Señor, le llamamos de la comisaría de
Huesca. Hemos detenido a su padre...
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No se como apareciste como seguidora por mi cuenta de Twiter, red social que no utilizo con demasiada frecuencia, soy más del Facebook, pero de cualquier manera es lo que me ha llevado hasta tu posada de escritos que me ha cautivado. Por ello, cuenta con un seguidor más y aunque supongo que ya habrás pasado por ella, mi casa es la factoría Navarro lugar donde, como tu, plasmo y escribo lo que veo y siento. Este relato me encantó por la sensibilidad que supiste dejar en el. Un saludo desde mi Mancha manchega.
ResponderEliminarhttp://lafactorianavarro.blogspot.com.es/
Hola, Mauro. Gracias por leer mi relato y comentarlo. Me alegra mucho que te haya gustado! Por supuesto, agrego "la factoría navarro" a mi lista de blogs.
EliminarUn saludo, Nos leemos!
Estupendo relato.Intenso y lleno de sentimientos encontrados por la falta de comunicación que muchas veces ocurre en algunas familias. a veces es mejor caminar a ciegas que ser cegado por la tristeza de ser abandonado por alguien tan querido.
ResponderEliminarDesde hoy cuenta con mis visitas a este tu rincón. Me haré seguidor y tratare de leer todos tus escritos.
Un saludo y abrazos amiga Mayka Ponce.
Hola, Pablo. Así es, creo que a veces los padres deben tomar decisiones difíciles por el bien de sus hijos.
ResponderEliminarGracias por leer este relato y, doblemente gracias, por haberte molestado en hacerme este estupendo comentario.
Un saludo!